Monday, April 08, 2013

NIhilista soleado

Últimamente tengo la sensación de que nada es lo que parece. Que el tiempo y el espacio es una excusa, y que en realidad podríamos moldearlos a nuestra voluntad. Que la gravedad tan sólo una entelequia forjada por cobardes temerosos de pies capaces de saltar.
Una amiga me explicó que en realidad nada existe, que todo es una especie de Matrix mucho más elaborada que la de los Wachowski. Recuerdo aquella noche, recuerdo que la creí, supongo que por eso somos especiales, porque donde otros pondrían prejuicios, nosotros poníamos tiempo. Tiempo para escucharnos.
Recuerdo las clases de filosofía. Aquellas desestructuradas lecciones en las que aprendí más que en cualquier clase de matemáticas. O aquellas clases de valenciano, donde la profesora dejaba una pregunta abierta al final para que "forem creatius", e improvisáramos un cuento, un poema, o un fragmento de lo que podría ser la semilla de esa novela negra que nunca llegué a escribir. Luego vinieron las clases de psicología, en las que aprendimos más de puertas hacia afuera, que de taxonomías y modelos empíricos hacia adentro. Creo que es ahora cuando me doy cuenta de lo ridículo de que en una carrera de psicología se diera neurociencia, pero no arte, y en la educación se dejara de lado completamente el hemisferio derecho. Medio latifundio neuronal abandonado por obra y gracia de un plan de estudios lamentable. Aprendimos más del sexo a base de practicarlo que de leer a Masters y Johnson. Porque al final, entre el empirismo y el arte, abogamos por equivocarnos creando.
Y así llegó la edad adulta, en la que el lóbulo frontal tenía que imponerse al lóbulo temporal: "tienes que" "deberías" "no lo haces bien". En el cognitivismo hablan de esas cosas, que cuando exceden su carga negativa y te inmoviliza, se llaman ideas irracionales. Yo directamente las llamo "putas creencias de mierda". Las cosas por su nombre.
Las sigo viendo actualmente. Gente que mutila diariamente sus sentimientos por miedo a equivocarse, cuando el mayor error de esta vida es dejar cosas sin hacer y sin intentar. Total falta de seguridad, que nos convierte en celosos guardianes de nuestro mundo, que en muchas ocasiones no nos gusta, pero tememos que nos lo modifiquen. Se vive con miedo a perder, y no con ilusión de ganar. En la teoría de sistemas se habla de que los sistemas cerrados están condenados a morir, porque se necesita del intercambio y de la novedad para sobrevivir.
Hay un vídeo que circula por la red que me conmovió. A veces las sustancias más freaks son las que más rápido llegan a la sangre. En él se veía un señor con demasiados complejos, inseguro de sí mismo. Abandonó su sueño de ser cantante de ópera; hago un inciso. Me da mucha rabia la expresión "seguir tus sueños". Los sueños sueños son, y son esas creaciones que tu subconsciente hace para eliminar cierto material psíquico. Ya son algo tuyo. Lo otro son proyectos, anhelos, proyecciones de lo que nos gustaría. Es decir, algo que podemos hacer nuestro. En lugar de decir "seguir tus sueños" deberíamos decir "seguir tus proyectos". Tal vez así los viéramos menos inalcanzables, y dado que la realidad la conformamos nosotros mismos, pues nada existe, al final haríamos lo necesario para vivir como queremos vivir, y lo conseguiríamos. En un alto porcentaje. Estoy seguro.
Volviendo al frustrado cantante de ópera. Se presentó en el casting de Factor X británico (Britains got talent), dando un paso más, y superando el murmullo de burlas y prejuicios (de nuevo) del público y jurado. Cuando empezó a cantar el Nessum Dorma, dejó de ser un hombre pasado de peso, poco agraciado y con una inseguridad manifiesta, para ser una voz capaz de emocionar a la Cosa (de los 4 Fantásticos para los no "marvelistas"). En ese momento algo cambió en su realidad, y dejó paso a su proyecto de vida: ser cantante.
Últimamente me siento nihilista, pero de buen rollo. Es posible. Siento que la realidad como tal no existe, siento que incluso nuestros sentimientos no dejan de ser reacciones químicas, condicionadas, eso sí, por nuestro propio comportamiento. Que lejos de dejarnos vencer por ellos, debemos pasar a moldearlos, hacer que nos sean útiles. Siento que deberíamos ser como los dibujos de los niños, esos que tienen los pies flotando y sin línea base. Y sobre todo, sin miedo a serlo.
Vivimos mirando demasiado al pasado, procesando nuestras experiencias, sin entender que el pasado no puede condicionar el futuro. Nada es lo mismo. Ni siquiera cada día es igual que el anterior, aunque así lo percibamos. La Tierra se desplaza por la galaxia a 280.000 kms/h (o eso dicen). Mientras escribo ésto, nuestro sitio en el Universo ha variado sustancialmente...
El pasado estuvo muy bien, pero yo ya no soy el mismo que empezó a escribir ésto. El pasado no me va a inmovilizar, ni a condicionar. Abro la jaula de mis creencias y posicionamientos previos para que escapen, porque quiero ser libre. Será el futuro el que sirva de zanahoria al presente, y el que me haga disfrutar de lo que puedo llegar a hacer. Y éste, será otro tema...

Me voy a tocar un poco la guitarra...

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