Sunday, June 30, 2013

Carta desde el pasado

Querido Javier

A tus 33 años has cumplido gran parte de tus sueños, has tenido grandes aciertos, y has tenido buenos errores, en cuyas bifurcaciones has encontrado nuevas puertas.
Para empezar, tu vida no se parece en nada a lo que pensabas en el colegio de Nuestra Señora de la Cinta, en el Montortal, o en el Luis Braille. Ni siquiera se acerca a lo que proyectabas en aquellos años de cuentos de hadas (como decía M. Luisa) de la universidad, donde todo parecía posible, y en cierta medida así lo hacíamos.
Ayer, alguien me preguntó cómo definiría nuestra vida. Mi respuesta fue: acerté y me equivoqué, pero siempre intenté hacer que las cosas sucedieran. Locus de control interno dicen...
A veces me han preguntado por mi niño interior, cómo se relaciona con el adulto que ahora soy. Dicen que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad, así que desde hoy, el compromiso es intentar hacerle más caso.
Hasta la fecha, nunca me he resignado a vivir una vida mediocre. Una vida mediocre no tiene nada que ver con lo material, sino con los momentos, con las experiencias, las personas que te acompañan, los sentimientos, los aprendizajes... y la magia. Como me recordó mi buen amigo Bruno, aquel día en que dije que "no podía vivir sin magia".
En este tiempo, he encontrado buenos amigos, algunos grandes compañeros de vida que están presentes aunque los vea tan poco, he sentido amor, odio, orgullo, cariño, frustración, comprensión... he pasado por una fase oscura, para decidir salir a la luz y tratar de convertirme en una persona cada día mejor. He desarrollado la asertividad, la empatía... entendiendo que nadie es una isla, y la única forma de cambiar el mundo, es hacer mejor el escaso metro cuadrado que ocupamos para así aportar tu granito de arena en hacer mejor el de los demás. He tenido una infancia llena de juegos, he soñado mucho, he tenido unos padres que me lo han dado todo, y un hermano que me ha enseñado mucho, y al que he podido aportarle cosas positivas. No le pondría ni una coma a mi infancia.
He descubierto la música, he ganado medallas de oro y de plata, he marcado buenos goles, he liderado un grupo de música, he compartido escenario con mi grupo en activo más admirado, han sonado mis canciones en la radio, he grabado un disco y he participado en algunos. He ido a castings, he salido en la tele, he tenido una sección en la radio, he disfrutado mucho escribiendo, con algún premio pero sobre todo con el reconocimiento propio y de gente (conocida y anónima) que me ha animado a seguir. He aprobado con nota exámenes, he disfrutado de largas noches de café y estudio, solo o con amigos, he improvisado con éxito ante un tribunal, me he superado. He resulto con elegancia el intento de agresión de un ex novio celoso, he defendido mis valores con honestidad, y he conocido la mirada de quien te mira con amor. Han pasado por mi vida mujeres diferentes, pero todas ellas especiales, y con algo que enseñarme. He tenido un accidente de tráfico, he temido tener una enfermedad grave, he visto amaneceres, anocheceres... he caminado 12 kms por la noche por carreteras secundarias, he amado y me han amado, también me han querido, y me han recordado para siempre y me han olvidado. He hecho el amor en la playa, me he enamorado hasta perder la razón, he follado como quién está en el corredor de la muerte y lo pide como último deseo. He reído mucho, y he llorado...joder, cómo he llorado también (los hombres también lloran, los únicos que no lo hacen son los maniquíes, sin una máquina acompasada dentro del pecho). He sentido que todo carecía de sentido, pero he vuelto a levantarme y a poner una cafetera más para animarme y salir a la calle. He roto mi burbuja de la comodidad, no he tenido miedo al cambio y he dejado atrás una etapa muy importante de mi vida, y un montón de algunos logros mencionados más atrás, para irme a otra ciudad, inmensa, desconocida y despiadada, a empezar de cero. He superado apegos, y he aprendido a dominar los recuerdos. He recorrido nuevas calles, nuevas líneas de la mano y nuevas situaciones que jamás hubiera vivido de otra manera. He aprendido a echar de menos sin dolor, y a degustar la calidad más que la cantidad, de todo aquello que ahora puedo vivir. He visto nacer, crecer y aprender a decir mi nombre a mi sobrino, y he entendido lo que es sentirse realmente orgulloso. Tengo la gata más bonita del mundo que cada día me enseña lo que es el amor incondicional...

Me dejo muchas cosas y podría seguir escribiendo horas. Pero quiero que cuando vuelvas a esta carta, hagas uso de la memoria. Y seguro que entonces, con una sonrisa, estarás de acuerdo conmigo al pensar que todo suma, y que los días de sol te dan vitalidad, pero los días nublados te permiten jugar a sacarle formas. La vida como forma de arte. Es justo lo que quería. Lo que queríamos.

He dejado de cumplir muchos sueños, es cierto. Pero quiero pensar que es mejor así, porque otros han aparecido por el camino, y es bueno y necesario que la vida te sorprenda. Me siento afortunado de la gente que me ha enseñado a vivir de modos distintos a cómo lo hacía, y sonrío al pensar que el camino sigue, y que con un poco de suerte, todavía no estamos ni por la mitad. Llevo en el corazón a todos los que me han hecho sentir, y una vez más, recurro a aquella persona de la que no recuerdo su nombre, pero si sus palabras, cuando me dijo una vez que me quedaba por conocer gente que iba a ser fundamental en mi vida. Así ha sido, y así será. Todo empieza cada día.

Te dejo una vida bien vivida. De aquí en adelante te toca a tí.

Un abrazo


La sencillez del ser humano

La emoción crea sentimientos
Los sentimientos crean creencias
Las creencias generan pensamientos
Los pensamientos provocan actitudes
Las actitudes dan lugar a los comportamientos.
Los comportamientos activan la tecla de "push" y entran en contacto con el resto del mundo.
El comportamiento se traduce en una consecuencia.
La consecuencia activa emociones...

Y vuelta a empezar.

Así de sencillo.