Tuesday, March 31, 2009

El diablo

El diablo se sentó en la cornisa, y observó el ir y venir de un jueves cualquiera.
Aburrido, consideró qué opciones le quedaban para continuar su obra.

Hoy trabaja de funcionario hasta las 14h.

Monday, March 23, 2009

La pistola

La única vez que Diana la tuvo entre sus manos apenas contaba con 8 años. Nunca olvidaría el tacto frío del silencioso metal. Jugaba al escondite con su prima Nerea y tras esquivarla en el pasillo sin ser advertida, se coló de puntillas en el despacho de su padre.
Damián había sido teniente en la brigada de infantería durante casi 30 años. No sin fortuna, y durante este periodo, la había conseguido.
La pistola tenía historia. Era un arma modelo Luger P08, calibre 9x19 parabellum, construída en 1910 por la Deutsche Waffen und Munitionsfabriken, lo que la convertía en una pieza de auténtico coleccionista. Al parecer pasó de arma auxiliar de algún pez gordo nazi al aparador de un soldado norteamericano, Robert Coldridge, licenciado con honores y alguna secuela física, que derivaría en una secuela psíquica. Por caprichos del destino la pistola fue subastada a la muerte de Mr. Coldridge cayendo en manos de un coleccionista andaluz que andaba por Boston por razones no bien conocidas. Jaime Ventarrubia regresó a España con la Luger en su bolsa de mano, y pasó un mes en Madrid, siendo detenido a la llegada a Huelva por la guardia civil que le acusó de homicidio cualificado al haber sido hallado el cadáver de Leandra Bacigalupe, la dueña de la pensión en que se hospedó en la calle Carretas, con síntomas evidentes de violencia. Al parecer Guzman O'Callaghan, el sereno, había presentado declaración en la que indicó que en las noches previas a la desaparición de Leandra había visto al Sr. Ventarrubia volver completamente ebrio y en actitud incívica. 
Jaime fue ajusticiado con el garrote vil, y sus posesiones salieron a subasta. Todas excepto la parabellum, que acabó silenciosamente en el bolsillo del gabán que calmaba los inviernos de Guzmán.
Guzmán conoció a Sara Manrique en la Gran Vía, y tras cortejarla algunos meses consiguió casarse religiosamente con ella. Tuvo dos hijos. Hilario y Roberto. Hilario desapareció sin dejar rastro a la edad de 23 años, mientras que Roberto se alistó en el ejército. Éste llegó a General tras una brillante carrera militar, y siempre tuvo en su despacho la Luger como una especie de talismán, heredado tras morir su padre por ingerir arsénico con malta, preparado por una despechada Sara, conocedora de la aventura que su esposo tenía desde hacía 5 meses con Maira, una joven catalana que vendía flores en el barrio de la Latina. Sara se ahorcó poco tiempo después. 
Roberto se vio obligado a jubilarse antes de tiempo, a causa de las heridas de una polio que le atacó duramente. Con lágrimas en los ojos recibió los honores que le correspondían y el afecto comedido y protocolario de la brigada y demás personal del cuartel. En su cojera cayó la Luger de la caja, mientras Roberto bromeaba con Alipio, uno de sus más fieles amigos. Nadie reparó en la pérdida, salvo Damián, que esperó a que se alejaran los emocionados amigos unos pasos, para recoger el arma del césped de la entrada del cuartel.
Damián se sentía fascinado por la estructura del arma, tanto que la conservaba en el cajón de su escritorio, y cada día le sacaba brillo, la miraba, apretaba el gatillo, en un ritual que acabó hace exactamente una semana cuando decidió alojar un cartucho de 9mm en su lóbulo temporal.
Diana entró en el despacho de su padre. Pasó la mano por los trofeos de caza y sonrió al ver algunas fotos familiares colgando de la pared. 

Recordó una tarde de juegos, con su prima Nerea, en la que entró a esconderse en el despacho y se agazapó bajo el escritorio. Aún recordaba que notó en la rodilla un ligero dolor. Algo se le clavaba. Era un objeto cilíndrico, acabado en punta. Abrió el cajón para guardarlo y allí estaba, como una serpiente en pleno letargo. Metió la mano y acarició el frío tacto, y se dispuso a cogerla cuando Nerea entró corriendo en el cuarto... habían pasado ya tantos años...

De repente sintió un nudo en el estómago cuando se sentó en la butaca donde hacía algunas décadas se apoyaba en las rodillas de Damián. Abrió el cajón y allí la vió, esperándola en silencio.



Thursday, March 19, 2009

Haiku del viernes

Ojos cerrados
canción de fondo
se va, se viene, se pierde...

Thursday, March 12, 2009

Haiku del viernes

Las vida nos ofrece dos manos
para sujetar únicas oportunidades.
Es imperdonable dejar que se escapen.

Wednesday, March 11, 2009

Estados de ánimo










"La melancolía es la tristeza convertida en belleza"
(Christina Rosenvinge, entrevista para Pan y Música, enero 2009)

Monday, March 02, 2009

Life in slow motion











Si supiera llorar ésta sería la canción.
"Oceans" del grupo Suede.
Si supiera llorar de ese modo en el que las lágrimas pesan tanto
que acaban convirtiéndose en piedras...
piedras que arrojar al océano, para ver como rebotan y se hunden.

Pocas veces un bonus track suma tanto a un disco.
Pero el bonus track también cuenta.
Todo es un bonus track, 
una pista escondida.
Lo que sucede dentro de otra habitación cuando ya has cerrado la puerta. 
Las mejores cosas no siempre son evidentes.

La vida es un constante bonus track.
Reconozco que he hecho el amor con esta canción.
Incluso he follado con ella.
Hasta he llegado a la conclusión de que es lo mismo, la única diferencia es la distancia entre las dos orillas del océano que te separa de la otra persona.

Alguna noche a ella se le teñía la cara de rojo con las luces del equipo de música. 
Alguna noche de esas en las que te abrazas a tu desconocida favorita, como quien se abraza a la leña ardiendo.
Escuchando esta canción me vuelvo a poner triste.
Pero no con la tristeza del que espera, separado por un océano.
Sino con la tristeza del que mira la otra orilla, y allá, a lo lejos, ve flotando el cuerpo de aquello que un día le llegó a importar. La tristeza del que ha conseguido que nada le duela, y echa de menos el dolor.
Si supiera llorar ésta sería la canción. Pero yo sólo se tirar piedras.
Así que lanzo piedras al cielo, e intento hacerlas rebotar. 
Perforar las nubes de aleación, sabedor, de que nunca podré darle al sol.

We sit in silence

A marriage license

Is all you know

All you know,
all you know

We sit and chew gum

Watch television

And you know

And you know,
and you know

But there's oceans between us
Light years that screen us

Oceans that drift away

Oceans that fade to grey

We sit and rot here

Resenting each year

Will you go

Will you go,
will you go?

We sing the old songs

The beat box plays on

And you know

And you know,
and you know

But there's oceans between us

Light years that screen us

Like oceans we drift away

oceans we fade to grey

Between us there's oceans

There's life in slow motion

Quietly we drift away

Quietly we fade to grey

Written by Suede (2002)
Hidden track on the album "A New Morning"