Monday, November 14, 2011

Tratado sobre el silencio













Me enveneno de silencio,
en los espacios entre mis dedos,
entre los renglones de mis versos,
en las noticias que apenas leo.

Me enveneno de silencio,
en el noble arte de echar de menos,
las caricias que guardo y que pierdo,
entre las sábanas con aroma a recuerdos.

Me enveneno en silencio,
en cada latido incompleto,
en cada transfusión de piedra
en las obras de un corazón de cemento.

Me enveneno de silencio,
en las sonrisas que finjo al cielo,
que me devuelve ángeles caídos/tardíos
que se abrazan a una ausencia...

...y se mueren en silencio.

1 comment:

Anonymous said...

La casa vive silenciosa. A veces hablo solo. Hago sonar viejas canciones y canto para espantarlo. Vienen los amigos pero él vigila desde lo alto. Leves y romos intentos que no alcanzan a arañarlo. Domina el silencio. Pesa el silencio. Está incrustado en las paredes, moja los muebles, chorrea por los azulejos, deja manchas dentro de los armarios, huele debajo de la cama.
Hora quizá de darse por vencido. Abandonar la casa, la ciudad, tú ganas, sé que hay otros lugares, sitios ruidosos, distintos. Donde las risas te reduzcan, las conversaciones te arrinconen, los suspiros te alejen, los gemidos te aniquilen. Volveré a ti, silencio, pero esta noche buscaré el altavoz más potente o el susurro de una voz junto a mi oido.