Fue una alegría volver a verle. Con su sonrisa de puertas abiertas y ojos fatigados de ser expresivos. Con su maestría para masticar los posos que a veces otros nos dejamos en el vaso.
Como siempre supo a poco. Pero ya no caemos en la trampa de intentar vencer la distancia sacrificando el poco tiempo en el que nos encontramos.
Por fortuna, con Amador el aquí y ahora suele salir vencedor.
1 comment:
Anonymous
said...
Gracias Javi, sentimientos compartidos. Casi me sacas el lagrimón!!!
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Gracias Javi, sentimientos compartidos. Casi me sacas el lagrimón!!!
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