Sunday, May 16, 2010

Cuentos de lluvia II: Esa mueca que nadie entendía





Esperaba.

Nunca nadie esperó tanto.
No se paró a pensar por qué esperaba.
El caso es que allí estaba, con las flores mojadas bajo la lluvia.

Esperando

Había perdido el metro,
se había perdido él mismo
y no le quedaba dinero para coger un taxi.
Gastó sus últimos euros en unas flores que iban perdiendo vida según pasaban los minutos.

Y en un cucurucho de castañas.

Y siguió esperando.

Cómo puedes esperar cuando no sabes qué esperar.
La espera por definición conlleva una meta, un horizonte, un final.

Si no no es una espera. Es otra cosa.

Sin embargo allí estaba, en su espera sin objetivo, empapado, con las flores bajo la lluvia, y esa mueca que nadie entendía.

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