Monday, August 31, 2009

Musa interina

Apenas recuerdo la primera novela que te escribí. Servías a la perfección a la causa de mi historia de claroscuros, de sueños convertidos en derrotas y de ojos obligados a permanecer secos. Tu pose pseudo cultureta, a unas alturas de la vida en la que estar muy convencido de algo es señal de conocer muy poco, me inspiraba constantemente para escenas tragicómicas, en las que la protagonista, eternamente femenina, se alejaba hacia un final abierto, y alejado de lo esperado.
Recuerdo nuestras escenas de sexo; en la distancia las recuerdo demasiado preparadas, faltas de espontaneidad pero que cumplían perfectamente con el guión de una existencia insoportable en la que la ansiedad corroía por dentro a unos jugadores que antes de salir ya sueñan con perder la partida, para poder celebrarlo en la barra, con aire gótico y enfermizo. Y en caso de victoria, buscan grietas en el dorso.
Te he vestido con miles de vidas, te he cambiado de personalidad, te he probado con múltiples nombres. Tan pronto has sido una luchadora por los derechos sociales, como una pija con inquietudes de niñata sobreprotegida. Me has servido de esposa fiel y de ninfómana autodestructiva en busca de la leyenda urbana. 
Te pido que no me lo tengas en cuenta, que en realidad no te recuerdo bien, que claro que sigo con mi vida, que no me importa mucho en qué andas metida, si tu marido es especialmente cool, o si por fín has conseguido acabar las clases de japonés. Ruego no pienses que ando tras tus huellas, que en silencio te visto de botella, y en la ausencia escribo al desamor. Tan sólo me interesa tu patrón, un esquema simulado, los posos forzados que dejaste en la repisa, para cambiarte de nuevo de identidad, llamarte Francesca, Andrea o Marisa, heroína de ficción.

Debo reconocer que me ahorras mucho trabajo, eres un gran recurso literario.


No comments: